Maldita que acechas en sitios gastados, reencarnas airosa en huesos pequeños
Te vuelves escarcha traicionera y densa, sumerges la nada plantando miserias.
En este mismo instante te declaro guerra, sin armas, ni arenas, ni tiempos, ni penas
Simplemente un duelo de pasos al cuerpo.
2 de junio de 2010
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