16 de junio de 2010
2 de junio de 2010
Soledad
Maldita que acechas en sitios gastados, reencarnas airosa en huesos pequeños
Te vuelves escarcha traicionera y densa, sumerges la nada plantando miserias.
En este mismo instante te declaro guerra, sin armas, ni arenas, ni tiempos, ni penas
Simplemente un duelo de pasos al cuerpo.
Te vuelves escarcha traicionera y densa, sumerges la nada plantando miserias.
En este mismo instante te declaro guerra, sin armas, ni arenas, ni tiempos, ni penas
Simplemente un duelo de pasos al cuerpo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)